Fin de silencio, es una serie de tapices de gran formato que muestran los nombres de tiendas y comercios de la Habana de los 40 y los 50, en los que he intervenido, sumando mi propio texto o comentario poético a esta realidad documentada fotográficamente. Estamos en presencia de una deriva poética, existencial si se quiere. Es mi visión sobre la ciudad donde nací y crecí. Obras como La General (La general tristeza negará placeres), El Volcán (El volcán estallará, ilusionados esperamos) o El Pensamiento, con la simple sombra que revela la presencia del transeúnte, transmiten mis sentimientos hacia la ciudad y mis coterráneos.

Nos propone la idea del flâneur baudeleriano, pero este sería un transeúnte nunca distante y por lo general posicionado en una voz crítica de la propia ciudad. Es la mirada de un urbanita que intenta conseguir que esa urbanidad llame la atención y nos cuente sus contradicciones y dilemas. (Carlos Garaicoa)