Toda utopía pasa por la barriga es una instalación en la que llevo trabajando desde 2008. Se trata de un gran conjunto de tarros de cristal en los que se han introducido maquetas de madera de edificios imaginarios, piedras de diversa índole e ingredientes alimenticios -cereales, aceites, frutas, verduras-. Aunque los tarros de cristal funcionan como cápsulas que impiden el intercambio con el mundo exterior, su transparencia revela el contenido como si fueran componentes de laboratorio. Una especie de estructura jerárquica de poder pone el foco en la actual crisis humanitaria/alimentaria, intensificada tras la pandemia y las guerras recientes y en la lucha actual por los alimentos básicas.