Queda para el final una referencia a esa formidable pieza que propone desentrañar el enigma de un otrora farandulero bar citadino habanero. La instalación del «Sloppy Joes’s Bar» es un curioso trabajo artístico-arqueológico en el que su autor desborda a plenitud sus potencialidades narrativas y restauradoras, a la vez que cuestiona la realidad que lo circunda. Las huellas de la instalación real, que fue en su tiempo concurrida y apreciada no sólo por sus bebidas finas y licores, sino también por su connotación de ambiente preferencial de cita atractiva para escogidos, son el punto de partida para una recreación que pretende devolverle de algún modo los misterios inmanentes de antaño. (Eduardo Albert Santos. El paisaje, los límites)